Borja Antón García, Licenciado en Periodismo por la UMH, nos cuenta su experiencia Leonardo da Vinci en Estocolmo (Suecia).
Borja Antón García, Licenciado en Periodismo por la UMH, ha obtenido una de las becas Leonardo da Vinci en Estocolmo (Suecia), una oportunidad que le ha servido para aprender un idioma nuevo y conocer a gente maravillosa. Esta es su experiencia:
Todo empezó hace bastante tiempo. Concretamente, en el verano del año 2002, cuando conocí a Ingmar y a Lars. Apenas alcanzaba 12 primaveras, pero me sentía preparado para adentrarme en el universo de esos dos chalados. Puede que no fuera del todo consciente, pero poco importaba, realmente. Las lecturas previas y las fotografías que las ilustraban habían despertado mi curiosidad, y decidí que era el momento de saciarla. Y entonces, sucedió. No hubo vuelta atrás, ni, mucho menos, remedio para paliarlo. Algo acababa de brotar. Tampoco puedo afirmar que entendiese el intríngulis y las comeduras de cabeza de aquellos dos locos, pero sí me resultaba fascinante el modo en que contaban sus historias. Todo se juntó, dicho sea de paso, por mi reciente pasión por escribir. Así que tardé bastante poco en darme cuenta de que la combinación de ambas podría ser una ecuación perfecta, y un gran enfoque hacia mi carrera profesional.
No recuerdo muy bien cómo llegué a la conclusión de que el Periodismo saciaría ambas, pero el caso es que tomé esa decisión. También sabía que en algún momento de mi vida (ya fuera como estudiante o titulado), quería –o, más bien, necesitaba- pasar un tiempo en la tierra de aquellos majaretas que me abrieron los ojos al mundo. Suecia o Dinamarca, no me importaba. Después de varias listas de pros/contras, al final fue el país de Ingmar el que inclinó la balanza, así que el verano de 2012 hice las maletas y lo pasé explorando el territorio, averiguando si, de verdad, era el adecuado.
Una vez comprobado, decidí que, tras finalizar mis estudios, debía conseguir trabajo de alguna forma en aquella tierra que me había enamorado. Y así, como un milagro, surgió la beca Leonardo Da Vinci, mi llave hacia ese objetivo, por lo que me dediqué con ahínco a investigar sobre las posibilidades de trabajar en el mundo del cine. Más de cien cartas de presentación y currículums son testigos de que el camino no fue fácil en absoluto. Tras un par de intentos que, finalmente, se quedaron en eso, decidí echarle (más) valor y apostar por uno de los grandes sitios que mueven todo este mundillo: el Instituto de Cine Sueco. Pensé en aquello de “por probar, no se pierde nada” o “el ‘no’ ya lo tengo”. Todo lo que pasó después, fue lo más parecido a cumplir un sueño que he tenido nunca. Ejercer mi labor como periodista en un lugar como este, escribiendo notas de prensa, rastreando información u organizando eventos, es algo que jamás podría haberme imaginado.
Aunque no todo es tan idílico. Personalmente, me siento bastante afortunado al haberme ahorrado la búsqueda de alojamiento, una odisea que hubiera resultado casi imposible si no fuera porque contaba con el apartamento de un amigo. También el dinero puede ser un gran problema si no tienes ahorros previos. En los países nórdicos, donde el nivel de vida es tan alto, es aconsejable asegurarse un colchón económico, y con todo, es difícil igualar el nivel de vida de un sueco. También es cierto que me pagan la comida, algo bastante generoso teniendo en cuenta todo el ahorro (y desahogo) que supone.
Lo mejor es que estoy trabajando en algo que me apasiona, estoy abriendo horizontes laborales y profesionales, aprendiendo un idioma nuevo y conociendo a gente maravillosa. De hecho, encuentro en mis compañeros amabilidad, paciencia y una tendencia English-friendly que agradezco muchísimo. También son ellos los que están viendo cómo doy mis primeros pasos en su lengua, los que me corrigen y aconsejan.
El futuro es incierto, y es difícil que contraten a gente. De momento, lo que tengo claro es que voy a seguir dando lo mejor de mí, intentar hacer muchos contactos y aprender todo lo que pueda. Si no puedo quedarme, la experiencia, además de gratificante, puede convertirse en la llave de muchas puertas. Esto resume bastante bien lo que la beca ha significado para mí: una de las mejores cosas que me han pasado nunca. Que todos aquellos que quieran acceder a ella y se sientan dubitativos, se lancen sin pensar. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que no les guste la ciudad o la empresa? Son 6 meses, el tiempo pasa muy rápido. ¿Que no conecten con el carácter de la gente? Hoy en día, los españoles estamos por todas partes, así que no será difícil encontrar compadres allá por donde vayan. Y si no, siempre pueden seguir mi ejemplo y hacerse los suecos.